Además de la costumbre, la época en que pretendamos hacer el Camino, será la que nos aconseje el tipo de calzado a utilizar.
En fechas normales, de mediados de abril a septiembre, podríamos hacerlo con zapatillas de deporte, eso sí, que tengan un piso relativamente grueso, y que sean acaso medio número mayores que el nuestro, y si son de horma ancha, mejor, pues el pie, con el peso de la mochila, los kilómetros, calor, etc., se va deformando y ensanchando.
De optar por botas, será suficiente con las de media montaña o de tipo trekking, a poder ser no muy altas de caña, pues terminan molestando.
Es muy interesante que desde el principio vayamos "haciendo" las zapatillas o las botas.
Entendemos que tampoco hace falta llevar otro par de repuesto, ya que lo que pretendemos es eliminar el máximo peso de la mochila; lo importante es que cuando lleguemos a un albergue, tengamos algo seco para calzarnos, y esto lo podemos conseguir con las chancletas que también utilizaremos para la ducha.
Si está lloviendo, no adelantaremos nada con cambiarnos; si escampa, el mismo ejercicio de andar terminará por secar el calzado.
Lo que en ningún caso debemos hacer, es estrenar el calzado en el propio Camino.
Entrada relacionada: CONSEJOS PARA EL CAMINO DE SANTIAGO.
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